Cuando nos enfrentamos a un cambio de domicilio, una de las tareas más complejas y estresantes es la de trasladar todas nuestras pertenencias de un lugar a otro. Para facilitar este proceso, existen los servicios de mudanza, que se encargan de embalar, transportar y desembalar nuestros objetos personales con profesionalidad y seguridad.

¿Qué tipos de servicios de mudanza realizamos?

Los servicios de mudanza se pueden clasificar según el origen y el destino del traslado, el tipo de objetos que se transportan y el grado de implicación del cliente. Así, podemos distinguir entre:

  • Mudanzas locales: son las que se realizan dentro de la misma ciudad o área metropolitana. Suelen ser más rápidas y económicas que las de larga distancia.
  • Mudanzas nacionales: son las que se realizan entre diferentes ciudades o provincias del mismo país. Requieren una mayor planificación y logística, así como permisos y documentación específica.
  • Mudanzas internacionales: son las que se realizan entre diferentes países o continentes. Implican un mayor coste y complejidad, ya que hay que tener en cuenta las normativas aduaneras, sanitarias y fiscales de cada país.
  • Mudanzas de hogar: son las que se realizan para trasladar los muebles y enseres personales de una vivienda a otra. Suelen ser las más habituales y demandadas.
  • Mudanzas de oficina: son las que se realizan para trasladar el mobiliario y el equipamiento informático y documental de una empresa o negocio a otro. Requieren una mayor coordinación y cuidado para evitar pérdidas o daños en los materiales.
  • Mudanzas integrales: son las que incluyen todos los servicios necesarios para realizar el traslado, desde el embalaje hasta el montaje y la limpieza. El cliente no tiene que preocuparse por nada, solo por supervisar el trabajo.
  • Mudanzas parciales: son las que solo incluyen algunos servicios, como el transporte o el desmontaje. El cliente se encarga del resto de las tareas, como el embalaje o la limpieza.